Puntos de Interés
Las calles de El Gastor se convierten en el mayor atractivo del municipio, su arquitectura típica serrana de calles estrechas, empinadas y casas de blancas fachadas decoradas con cientos de macetas de colores resultan un espectáculo bellísimo para el visitante. Plazas, fuentes como la fuente del Gato, la de la calle Fuente o la dedicada a Diego del Gastor, callejones, arcos y coquetos rincones representan al típico pueblo blanco de la serranía gaditana.
La Iglesia de San José es el edificio religioso más relevante del El Gastor. Obra del siglo XVIII (1747), de estilo neoclásico, fue reconstruida su estructura tras su saqueo durante la Guerra Civil. Consta de una planta rectangular de una sola nave con bóvedas de medio caño y Altar mayor coronado por una cúpula que se remata con un pequeño cimborrio. La nave está jalonada por pequeñas capillas laterales, cuyo trazado es de arco de medio punto sobre los que se sitúa una cornisa de adornos punteados rematados por una moldura y motivos geométricos de yesería. Estas capillas albergan las tallas de imaginería, destacando una pequeña talla dieciochesca del Niño Jesús de espléndida factura atribuida a la escuela de la Roldana y otra magnífica de Cristo Yacente del siglo XVII procedente de la Iglesia de la Merced de Morón de la Frontera (Sevilla), así como a la patrona del municipio la Virgen del Rosario, obra del imaginero sevillano Francisco Buiza (Carmona, 1922 - Sevilla, 1983). Destacan la sobriedad y simplicidad de las líneas, el gran pórtico de entrada y su blanca fachada coronada por una espadaña con un cuerpo de tres campanas cuya altura alcanza los veinticinco metros. Plaza de la Constitución, 15.
Es enormemente atractiva la visita a un tesoro etnográfico: el Museo de Usos y costumbres populares, que lleva el nombre del famoso bandolero José María El Tempranillo, ubicado en la casa de su novia gastoreña, casa que data de finales del siglo XVIII y aún conserva su estructura y muros originales, donde la leyenda cuenta que el bandolero se refugiaba huyendo de la autoridad. El Museo de Usos y Costumbres recoge artículos, instrumentos y enseres de uso cotidiano de finales del s.XIX hasta mediados del s.XX, donados amablemente por los vecinos de El Gastor. Distribuido en seis salas, se puede contemplar el hábitat de una vivienda típica de El Gastor y respirar el aire romántico del mito de “el Tempranillo”. La recepción muestra una gran maqueta de la orografía de El Gastor y el traje típico de bandolero. En la primera sala podemos ver la “salita de estar” de esta vivienda con los objetos comunes de este espacio del hogar, destacando una gran chimenea del año 1798 y varias máquinas de coser de principios del s.XX. La segunda sala corresponde al dormitorio, una gran cama, arcón y grabados entre otros objetos de interés conforman el mobiliario. Dos vestidos de la talla del niño Jesús que se aloja en la Iglesia de San José se sitúan sobre una gran cómoda. En la planta superior, sala tercera, el soberao, amplio espacio donde podemos contemplar diversos ejemplos de la artesanía local. El pequeño patio decorado con macetas en sus paredes nos lleva a la cuadrilla, sala cuarta, lugar reservado para los animales; a la cocina, sala quinta, que guarda los utensilios propios de esta estancia y subiendo las escaleras al cuarto de labranza, sala sexta con los aperos característicos. José María Hinojosa, es uno de los mayores representantes del bandolerismo andaluz de principios del siglo XIX. Sus hazañas lo convirtieron en un héroe para el pueblo. Nacido en la cordobesa aldea de Jauja, su vida como bandolero le llevó a recorrer toda Andalucía. La corta edad con la que comenzó su actividad delictiva le valió el sobrenombre de “el Tempranillo”. Hijo de jornaleros, Juan Hinojosa y María Cobacho, con quienes trabajo en el cortijo de El Santuario hasta la edad de dieciocho años, cuando por causas no esclarecidas dio muerte a un hombre. Aquí empieza su huida de la justicia y comienza su actividad como bandolero. Junto con su partida, formada por unos cuarenta jinetes, asaltaba las diligencias y correos reales que circulaban por Sierra Morena. En 1833 cae en una emboscada en Alameda (Málaga) tendida por otro bandolero, el Barberillo, de la cual sale herido de muerte. C/Alta, 2.
La tradición olivarera ha estado muy presente en El Gastor, constituía uno de los mayores sectores económicos del municipio, aún hoy es un motor importante de la economía gastoreña. Son 353 Ha. de producción y 98 propietarios olivareros los que continúan en esta tradicional industria. Prueba de la relevancia que tuvo y tiene el olivo en la localidad es la existencia de grandes almazaras como el Molino Palomino (Hermanos Valle), que estuvo en funcionamiento hasta entrada la década de los ochenta y fue construido en el año 1850. El Molino propiedad del ayuntamiento, construido en 1932 y remodelado en el año 2000, se utiliza actualmente como sala de reuniones y exposiciones. Y el Molino Gabanillas, una de las almazaras más antiguas de la localidad, de 1895 y que en la actualidad se utiliza como vivienda rural.
La cultura ancestral en El Gastor tiene una muestra impresionante en el Dolmen del Charcón o popularmente conocido como Tumba del Gigante, una construcción funeraria megalítica de la Edad de Bronce, situado en la ladera del Tajo Algarín a 830 m. de altura. Este dolmen de corredera es un enterramiento colectivo, fruto, posiblemente de grandes asentamientos humanos. Tiene un corredor de nueve metros de longitud por casi dos de altura, donde se encontraron vasijas, platos planos y cuencos. Es, el de mayores dimensiones de la provincia. De la etapa prehistórica también se hallaron utillajes tallados y pulimentados, que demuestran la presencia del hombre en la zona durante los periodos Paleolítico y Neolítico.
También en distintos puntos del termino municipal de El Gastor se ha confirmado, en este caso sobre el Tajo Algarín y en la meseta y la Sima del Tajo de las Grajas, la existencia de restos de material cerámico e instrumentos de sílex que corresponden a un pequeño asentamiento calcolítico de cabañas. También en la cima del Algarín, material constructivo (ladrillos, tégulas y tejas) y cerámica del periodo Altomedieval. En la carretera que conduce desde El Gastor hacia la localidad de Setenil, localizamos grandes losas de piedra caliza que corresponderían a un dolmen y a infraestructuras hidráulicas. En la misma dirección dos albercas, de las cuales una parece de construcción antigua. En la zona, entre el dolmen y las albercas aparecen fragmentos cerámicos a mano y algunos útiles de sílex. Cerca del embalse Zahara-El Gastor sobre un cerro cubierto de encinas, acebuches y monte bajo localizamos, en el extremo norte estructuras rectangulares, en mampostería trabada con tierra, con escasa cerámica . En la parte sur se observan corrales, apareciendo fragmentos de cerámica contemporánea del periodo histórico Altomedieval. Junto a la orilla del embalse, material y cerámica del periodo romano. En la orilla del embalse restos de una necrópolis romana. Asentamiento romano bastante extenso, ocupa la orilla izquierda de un pequeño arroyo que baja del Algarín, extendiéndose entre el arroyo que baja de la Fuente de la Higuera. En las proximidades de la carretera Algodonales-Ronda, fragmentos cerámicos y algo de material anfórico. Algunas construcciones y lo que parece haber sido una muralla perimetral de origen prerromano. Y en el entorno de la Fuente de la Higuera, restos de una posible cisterna romana. Al Noroeste del Cortijo de la Cordillera, asentamiento romano, tégulas, ladrillos y cerámicas. Al Oeste del Cortijo de Lagarín, en el límite del término municipal con Montecorto, asentamiento prerromano / Ibero-púnico. Al Oeste del Cortijo de Lagarín, en las proximidades del término municipal de Montecorto y al sur del Cortijo la Ventosilla, asentamiento - villa romana. A la derecha del camino que conduce desde El Gastor a Montecorto, aparecieron restos de una necrópolis, encontrándose una tumba romana de tégulas en cuyo interior se encontraron restos cerámicos y óseos. Al sur de El Gastor, en el entorno de los depósitos de agua, necrópolis de Era Alta y cuevas artificiales, (cueva del Zapatero). Estas cavidades se excavaron en el siglo pasado para extraer material de construcción (tierra). El nombre de Cueva del zapatero se vincula al propietario de la finca, sirviendo de refugio eventual durante la postguerra. La utilizó un carpintero, una persona humilde que realizaba trabajos de carpintería para los vecinos. Este la acondicionó y la utilizaba como vivienda, teniendo en la de al lado su taller. Sobre los escarpes naturales de Las Mesas, carretera Algodonales - Zahara. Por toda la zona aparece abundante material constructivo, tejas curvas y ladrillos. La cerámica es muy abundante de los siglos XIII-XIV. Y en el casco urbano de El Gastor, parece probada la existencia de una alquería medieval (andalusí) reocupada tras la conquista cristiana que se extendería al entorno de la Plaza de la Constitución. El Gastor se asienta al pie del Tajo Algarín de 1060 m. de altura y de las Grajas de 1040 m, una abrupta formación bicéfala surgida en el periodo terciario semejante a dos torres defensivas. Son, sus insuperables panorámicas de la Sierra de Grazalema, Sierra de Líjar, Sierra de las Nieves, el Peñón de Zaframagón, los pueblos de Zahara de la Sierra, Olvera y Algodonales, las que hacen que El Gastor sea conocido como "el balcón de los pueblos blancos". En la frontera con el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, el Algarín y las Grajas ofrecen la posibilidad de disfrutar de múltiples rutas de senderismo y paseo, como la Ruta del Dolmen del Gigante, subida a la cima del Tajo Algarín y de las Grajas, el Tajillo, pared del Tajo y vuelta al Tajo Algarín. Además de la práctica de otros deportes como la escalada o la espeleología en cuevas como las del Susto o Fariñas y de disfrutar de una de las carreras que regala a los participantes las vistas más hermosas en un recorrido completamente natural como es el Trail del Dolmen que se celebra cada año en el mes de abril. La cercanía al lago de El Gastor-Zahara también posibilita la realización de deportes náuticos como kayac o piragüismo. El entorno ofrece una gran diversidad de hábitats haciendo que se asienten una variada población animal. Debemos destacar la desaparición del lobo. Hay referencias de la existencia de numerosa población de ellos ya en el s. XVI. La por entonces Villa de Zahara ofrecía recompensas por la caza de este gran depredador que se extinguió de estos parajes a mediados del siglo pasado. La misma suerte corrió el jabalí, muy abundante en la zona y el gato montés. Podemos destacar la presencia de especies como la cabra montés, los zorros y pequeños cazadores como comadrejas, tejones, turones, garduñas, meloncillos y nutrias. También la abundancia de conejos. En cuanto a las aves el más representativo es el buitre leonado, de las que hay varias parejas estables que anidan en las paredes del tajo. Es, en esta zona de la sierra norte gaditana donde hay una de las mayores colonias de Europa de este imponente ave. Junto a él, el alimoche y águilas perdiceras que crían de modo regular en una de las paredes del Tajo Algarín. Las más destacables por su escasa presencia son, el búho real, el autillo y el cárabo. Águilas calzadas, águilas culebreras, ratonero común, halcones peregrinos, azores, gavilanes, cernícalos, se reparten por las inmediaciones de la comarca. Grandísima la colonia de chovas piquirrojas o grajas como la denominan los gastoreños. Y una interminable lista de especies como palomas torcaces, bravías, zuritas, perdices, tórtolas, zorzales, currucas, petirrojos, herrerillos, carboneros, así como jilgueros, verderones, verdecillos, pinzones, colirrojos, collalba rubia y roquero solitario, presentes en el tajo. La zona acoge una importante población de reptiles y anfibios, como la lagartija colilarga, lagarto ocelado, la culebra bastarda, de herradura, de escalera, acuáticas… casi todas las especies de culebras de España se encuentran aquí. Tritones, salamanquesas y salamandras reinan en la zona. El sapo común, partero o el sapo corredor, la rana común, sapillo y pintojo son abundantes. La flora de gran variedad, de carácter mediterráneo, se compone de encinas, olivos, higueras, almendros, pinos, acebuches, alcornoques , quejigos y algarrobos. También podemos hallar madroños, enebros y sabinas. Un denso matorral se convierte en el hogar de gran parte de la fauna. La visión desde El Gastor de un tesoro natural como es el pinsapar se convierte en todo un lujo. Completan esta rica flora, una notable variedad de árboles frutales y de distintos tipos de orquídeas silvestres.
Teléfono:956 12 36 27.
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